lunes, 10 de febrero de 2014

Cumpliendo expectativas

Querido(s) lector(es):

Tal día como hoy, tres becarios y el vasco llegamos a Luanda. Bajamos del avión con dudas, acojonados, después de aterrizar sobre un mar de favelas o, como se dice aquí, musseques, pensando "dónde coño nos hemos metido!". Una hora en el control de seguridad, dos horas de coche deseando llegar a casa y... ¡por fin llegamos!

Se nos ha jodido el coche, hemos conocido playas paradisiacas, gente que nos trata como si fuéramos sus hermanos y Alguno que otro ha probado los encantos locales. Un día escribiremos una entrada sobre el bangao, ese españolito de curioso caminar, blanca tez y miedo al compromiso que va rompiendo los rojos corazones -bajo la oscura piel- de las zagalas locales.

Becarios en Praia do Santiago

Aquello que era una casa se ha convertido en un hogar, el vehículo con el que vamos a trabajar se ha convertido en nuestro coche y -lo más espectacular- empezamos a distinguir a los morenos, más allá que por su timbre de voz.

Hoy, un mes -y muchas experiencias- después, creo que todos nos alegramos de haber elegido este destino. Ha habido momentos buenos y momentos peores pero, al fin y al cabo, momentos. Experiencias que contar cuando volvamos a la madre patria y situaciones que nos van a ir puliendo hasta hacernos más fuertes y más conscientes de la fortuna que tenemos siendo de donde somos y teniendo lo que tenemos.

Hasta la próxima, ¡agur!

F.

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